Tengo un chip... ¡Soy electrónica!

¡Hola! Soy Tuna, y aprovecho que mi hermana está jugando con su pelotita para escribir en MI blog (no es suyo, por mucho que diga).

El otro día mis bipes me llevaron a un sitio muy raro con gente muy rara que se llamaban veterinarios. Al principio me gustó porque me subieron en el coche (me porté muy bien y estuve quietecita y dormida) y me pasearon por un parque muy feo. 

Luego me metieron en el sitio ese raro pero mi bipe me cogió en brazos y no me dejó oler nada. Como me aburría me dormí encima suya un buen rato, mientras Afri se quedaba de pie llorando. Yo no sabía a que venía tanto quejido. Entraba gente y todos me decían lo mona que era... ¿qué hay de malo en eso?

Por fin nos llamaron y me metieron en un cuartucho y dejaron a mi hermana fuera. Claramente soy la protagonista, no hay más que hablar. Me toquetearon mucho y me sacaron cosas negras del oído. Al parecer tengo bichitos dentro y ahora cada noche me echan unas gotas que huelen fatal.

Luego me dieron comida. Todo iba sobre ruedas cuando noté un pinchacito. Era una vacuna, pero no le hice mucho caso, no me dolió nada. Me lo estaba pasando bomba chupando el palo con comida cuando noté un pinchazo mucho más fuerte y lloré. Era un chip. ¡Me han puesto un chip! Ahora si me pierdo sabrán quienes son mis bipes y me llevarán de vuelta a casa. 

Después hablaron mucho sobre mí, sobre lo que comía y lo que chinchaba a Afri (tampoco es para tanto, ella me chincha más... y me llena de babas). Pusieron un sello de colores en mi cartilla y nos fuimos. A Afri sólo le miraron las patas porque como tiene alergia y es tan delicada, se le ponen rojas.

En el viaje de vuelta en coche también me quedé dormida. Fue un día bastante intenso, la verdad. Ahora me dan más comida porque dicen que soy más grande. Me gusta la comida.

Bueno, viene Afri. Un saludo y patitabrazos a todos.

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Menuda novedad, a la pedorra le han puesto un chip. Tssss, yo tengo el mío desde hace años y no hago una entrada sobre eso. En fin...

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¡Me han destronado!

Hola, me llamo África y soy una bodeguera. 

Durante seis años he vivido tranquilamente, con mi cama, mi comida y mi pelotita, pero el domingo pasado todo eso cambió. Estaba disfrutando de un bonito fin de semana cuando de pronto aparecieron mis bipes con algo pequeño en brazos. Algo que lloraba. Algo blandito y suave... ¡Una cachorrita!

Vi como la ponían en el suelo (¡mi suelo!) y como ésta pequeña fiera se abalanzaba sobre mí. No importó que me quejara, que llorara, que me escondiera o que le ladrara: la fiera se quedó en casa. Y como si no me doliera bastante, osaron ponerle nombre... ¡a esa cosa! Se llama Tuna. Un nombre bastante tonto, si queréis mi opinión.

El caso es que lleva viviendo en mis dominios una semana. Ya tiene collar, cama, platos de comida, comida para los platos e incluso juguetes. Y por si no fuera poco, encima me quita los míos. No hay derecho. He sido una buena perra (a veces), no he hecho nada para que me castiguen así. Odio a mis bipes. Y a Tuna.

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¡Hola! Soy Tuna. Soy una beagle. Y tengo dos meses.

Le he quitado el Mac Book Pro a mi hermana. Que se chinche. ¿Cómo funciona esto?

Vivo en una casa muy bonita. Antes estaba en una jaula con otros bichos, pero ahora estoy más contenta: tengo un jardín y un patio muy grandes. Y una hermana a la que fastidiar. También tengo una cuerda para morder, un hueso para morder, pelotitas para morder y muebles para morder. Y bipes, a esos también los muerdo.

Desde que he llegado no paro quieta. Me hacen dormir en un cuarto de baño y no me dejan meterme debajo de los sofás, pero por lo demás me divierto bastante. Ah sí, y ya me he tirado dos veces al estanque de los bipes. Me gritaron mucho...

Bueno, me voy, que mi hermana me está ladrando. Patitabrazos a todos.

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Maldito bicho, me ha dejado el teclado lleno de porquería...