miércoles, 23 de mayo de 2012

La verdad sobre Tuna

Hoy vengo a decir que estoy muy indignada. Todos y cada uno de los bipes que vienen a visitarnos a casa opinan que Tuna es monísima y graciosísima, y le hacen un millón de cariñitos sin saber la verdad que se esconde tras su cara mona. Por eso vengo hoy, indignada, a contar la verdad.

La verdad es que Tuna rompe cosas. Se pasa el día mordiendo los mubles y la ropa de los bipes hasta que les hace agujeritos o lo deshilacha todo.

La verdad es que Tuna es un poco cochambrosa, porque se revuelca en la tierra y se baña en el estanque. Siempre viene oliendo a podrido y encima tiene la osadía de llenarme de babas para que yo también huela mal.

La verdad es que Tuna no comparte sus juguetes, pero siempre me quita los míos. Con la comida no se atreve, pero se pasa el día arrastrando mi mantita por los suelos. También arrastra las mantitas de los bipes, todo porque prefiere tumbarse sobre blandito.

La verdad es que Tuna, hasta hace poco, se pasaba el día subida a los sofás prohibidos, hasta que los bipes se han hartado de ella y le han obligado a dormir en su cama. A ella le da igual, se sigue subiendo.

La verdad es que Tuna arranca las plantas y el césped de mamá y se lo come. Además siempre está metiendo porquerías en casa, como palos o macetas con tierra dentro.

Esta, queridos amigos, es la verdad sobre Tuna. Que sí, que es mona y graciosa y lista, pero no es oro todo lo que reluce. Ya no nos llevamos tan mal, pero aún así tenía que desahogarme. Ya está mucho más grande (¡casi tanto como yo!) y no podemos consentirla.

Bueno, mejor me voy ya. Acaban de bañarnos y aquí viene la pequeña fiera, con las patitas mojadas dispuesta a tirarse encima mía. Patitabrazos y lametones para todos. ¡Guau, guau!


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