lunes, 29 de octubre de 2012

Princesa destronada

¡Por fin! Llevaba una eternidad intentando escribir en el blog y parece que hoy será posible. 

Como sabéis, hace cosa de tres semanas, la pequeñaja y malvada Tuna cambió la contraseña del portátil para que no pudiera boicotearle las entradas. He estado todo ese tiempo rompiéndome la cabeza para averiguar la nueva contraseña (pensando que sería algo complicado, lleno de números y símbolos)... y resulta que la contraseña era "tuna". Más tonta y no nace.

El caso es que ahora el poder lo tengo yo. La nueva contraseña es maquiavélica y Tuna no va a poder contaros nada sobre salchichas y círculos a no ser que me lo suplique.

Aprovechando que está dormida, o haciendo vaya-usted-a-saber-qué, voy a contaros mi propia historia, un desgarrador relato de cómo he sido desplazada y ninguneada por culpa de ese bicho cabezón.

Yo era la princesa de mi hogar, y cuando los bipes me "regalaron" a Tuna, decidí que para ser la favorita tenía que portarme mejor que ella. Esto no fue muy difícil, porque Tuna era más mala que el ruido de mil petardos juntos. 

Pero desde que la están adiestrando, se porta mejor y ahora resulta que la mala soy yo. Por su culpa ya no puedo dormir en el sofá ni jugar con la pelota dentro de casa, pero la mala soy yo. Y todo porque de vez en cuando le gruño, o le ladro, o me peleo con ella.

Veréis, en invierno los bipes ponen debajo de la mesa un brasero, que da calorcito. Desde pequeña ese era mi sitio, ahí dormía yo por las tardes y por las noches, cuando los bipes veían la tele. Hace poco lo pusieron, porque el frio ha llegado... ¡y la enana quería meterse debajo conmigo! Ni loca le voy a ceder mi sitio.

El caso es que, justo al mismo tiempo, Tuna ha tenido el primer celo y anda con las hormonas revueltas. Ahora veo claro que es una amenaza, porque ha crecido y quiere mandar. Así que los últimos días he intentado enseñarle por las malas que la princesa de la casa soy yo. Ella puede ser la criada si quiere.

Pero los bipes esto no lo entienden. Dicen que no puedo ser tan gruñona, que nos tenemos que llevar bien. Yo no quiero, no me da la gana. Veremos quien rie la última.

Os mando muchos lametones a todos, echaba de menos MI blog, y a vosotros. Ah, y para dejar claro que Tuna no es la única que tiene fotos bonitas, aquí os dejo una de hace poco, para que veáis lo guapa que estoy. ¡Guau guau!


miércoles, 24 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 8: no es país para salchichas

Hola a todos, y bienvenidos un día más a mis aventuras. Está lloviendo mucho (bueno, ahora no. En general), y pensé que a lo mejor hoy no teníamos clase, pero el profe llamó para decirle a la hermana-bipe que llevara zapatos que se pudieran mojar, así que se puso sus botas y nos fuimos.

Empezamos como siempre, con los círculos y las paradas. Me distraje un par de veces y hermana-bipe me dio tirones con el collar de los pinchos, pero lo hice bien. A veces, en vez de sentarme me tumbaba, pero no les hacía gracia, dicen que así no vale...

Entonces vino el profe y empezamos el ejercicio del tumba. Yo estaba muy contenta, porque tenía hambre y quería salchichas pero... ¿sabéis qué? ¡Que no había salchichas! En su lugar me dio pienso, que también estaba bueno, aunque no es lo mismo. Al parecer, dice que con las salchichas me pongo muy ansiosa. Eso es mentira cochina, no me ponen ansiosa. Es que me gustan mucho.

En fin, que hicimos el ejercicio del tumba y creo que lo voy pillando: cuando dice tumba, me tengo que tumbar. No es tan fácil como parece, porque me tira la comida lejos pero me dice que me esté quieta. ¿Cómo voy a estar quieta habiendo comida a medio metro de mí? Este profe no sabe lo que es el hambre...

Un par de veces no me tumbé, si no que me acerqué a la comida, y entonces me pegó en el culo. Otras veces no me sentaba, porque me decía "sienta" pero él seguía andando, y yo no sabía qué hacer, así que me quedaba quieta. Y otra vez, cuando me dio la comida le salté a la cara para lamerle, y no me riñó ni nada. Es porque estaba acabando la clase.

Así que, en general, yo diría que lo he hecho muy bien. He comido y he estado tumbada en la hierba fresquita. Y me he manchado las patas de barro... ¡con lo que a mí me gusta el barro! Por lo tanto estoy bastatante contenta. Ah, y lo más importante de todo: me he comido el pan de la hermana-bipe. Ese que tiene trocitos de aceituna, y orégano y tomate. Lo tiene metido en una bolsa grande, y yo me la he comido toda.

Bueno, hasta el próximo día. ¡Patitabrazos a todos!


martes, 23 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 7: las salchichas son mi nuevo líder

¡Hola a todos! No penséis que me había olvidado del blog ni de vosotros. El motivo de que no haya escrito hasta ahora es muy sencillo: que hasta ahora, mis clases han sido todas iguales. Mucho andar en círculos, sentarme y estarme quieta. Y ya lo domino (más o menos).

Además, el jueves pasado no fuimos al adiestramiento porque llovía, y el fin de semana la hermana-bipe se fue a sacar sus fotitos y se llevó el portátil, así que no os he podido leer ni nada.

Pero ya he vuelto, y con novedades. La primera novedad es que tengo el celo, y ya puedo tener cachorritos. Yo no quiero cachorritos, y los bipes tampoco, así que eso da un poco igual. Y la segunda novedad es que hoy hemos hecho un ejercicio nuevo.

El ejercicio se llama "tumba" y todavía no sé de qué va. Lo único que sé es que me sientan, me aplastan contra el suelo y me dan salchichas. Si me muevo, me pongo panza arriba o me arrastro por el suelo me riñen y no hay salchicha. Y ya.

La clase ha sido muy corta porque dice el profe que si no, me saturo y me obsesiono, o algo así. Una pena, yo quería salchichas, estaban muy ricas. Incluso me sentaba más derecha y mirando a la cara al profe para que me diera más.

Y ya no tengo más que contar de la clase. Me quieren mucho todos, porque me porto mejor en casa. Dicen que tengo la piel muy "rica" y que soy muy graciosa. Lo único que no me gusta es Iru, el perro del profe. Lo tienen metido en una jaulita y si me acerco, me ladra. Es tonto.

Así que me despido ya. Mañana os contaré más del nuevo ejercicio. Muchos lametones a todos, ¡guau guau!


PD: En la foto esta no estaba enfadada, me estaba comiendo un piñón. Y como son muy duros, me cuesta masticarlos.

lunes, 15 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 6: una perrita elegante

¡Hola! Después de un relajado fin de semana, he vuelto a clases, pero antes de contaros la aventura de hoy quiero daros las gracias a todos por vuestros comentarios y vuestros ánimos. Es difícil esto de ser buena, pero entrar en el blog y ver el apoyo que me dais me alegra el día. ¡Gracias!

Hoy la clase la dimos en el hotel ese de los perros, el que tenía las jaulitas. Papá-bipe estaba trabajando y no pudo verme en acción, así que esta entrada va dedicada a él.

Como llevaba desde el jueves sin dar clase (y en casa aún no tengo que estudiar) al principio me costó un poco cojer el ritmo. Yo pensaba que si me hacía un poco la remolona y luego me comportaba, estarían contentos, pero no.

Apareció mi profe con una cosa extraña con pinchos en la mano y me dejó que la oliera. Yo pensaba que era un juguete para mí, así que me tiré panza arriba y me puse muy contenta. Entonces me riñeron y me pusieron la cosa de los pinchos en el cuello. En seguida entendí por qué.

Empecé a andar y, en cuanto me porté mal, hermana-bipe me dio el tirón de correa habitual pero... ¡los pinchitos se me clavaron en el cuello! No dolía mucho, pero me puse a chillar para que me lo quitaran. Me revolví y mordí la correa, pero nada. 

Vino el profe y me dijo que me dejara de cuentos. Empezamos a andar en círculos y, como no me hacían caso cuando lloraba, empecé a portarme bien. Me sentaba a la primera, me quedaba quieta cuando me lo decían y andaba al ritmo de los bipes. ¡Y no me dieron más tirones! Incluso dijeron que estaba muy elegante, andando con la cabeza alta.

Los ejercicios son cada vez más difíciles, porque a veces tengo que andar muy rápido y luego muy lento. Otras veces me dicen que me quede quieta y se ponen a dar vueltas alrededor mía, y yo no me puedo mover porque me riñen. Pero al parecer lo he hecho muy bien todo.

En casa me porto mejor, no me meto en líos y los bipes están encantados. Todos los días me llevan de paseo, y me acarician mucho. Soy una alumna modelo y me encanta ir a clase. Soy la mejor, la más buena y la más guapa... (Hermana-bipe me ha dicho que no exagere y que borre eso, pero no quiero).

Muchos lametones para todos. Hasta mañana, ¡guau guau!


jueves, 11 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 5: la fiera de mi niña

Hola, amiguitos de Tuna y África. Soy la hermana-bipe en persona, y creo que ya va siendo hora de que cuente de verdad cómo son las cosas con el temita este del adiestramiento, que me parece que Tuna tiene demasiada imaginación.

Para empezar, me pide la enana que os diga que ayer no actualizó porque todo fue "más de lo mismo"... Cierto. Nos dedicamos a nuestros círculos sobre hierba habituales, con tirones de correa incluídos. 
 
La pequeñaja lo hizo mejor, e introducimos un reto nuevo: tirones de correa mientras está quieta. Para ver si picaba y se movía y tal. No picó. Se portó como una campeona.

Y la clase de hoy no ha sido muy distinta, no vayáis a pensar que Tuna estudia una ingeniería o algo parecido. Esto es el ABC de los perritos. Nos ha dado la clase el padre del adiestrador, que también es adiestrador. Una familia con vocación. ¿Y los ejercicios? Pues de momento lo mismo, un tiovivo de emociones, intriga y aventura. O no. 

Pero quiero contaros, desde mi punto de vista (que para eso el portátil es mio) cómo es esto de adiestrar a Tuna. Dejadme que os diga, como consejo personal inicial, que si vuestro amigo peludo se porta mal hasta el punto de no poder convivir con él, cortadlo de raíz. No hagáis la vista gorda, que luego va a peor.

Adiestrar a un bicho de cuatro patas no es fácil. Requiere mucha paciencia y mucho sacrificio. Significa modificar completamente el estilo de vida, no sólo del bicho en cuestión, si no el de toda la familia. Y, a la vez que adiestramos al perro, también nosotros somos "adiestrados" y aprendemos a manejarlo correctamente.

Pensad que un perro con un comportamiento inadecuado, pocas veces es feliz. Lo que nos parece alegría o un simple juego puede ser estrés, ansiedad, dominación... Cosas feas que no nos gustan, vaya.

Pero bueno, os estoy dando la charla y no es lo que pretendía. Vamos al grano: ¿realmente se porta Tuna bien en las clases? Bueno, ahora no se porta mal del todo, pero es cabezona como ella sola. A veces le cuesta seguirme en nuestros interminables círculos, y toca darle un tirón. Otras veces se sienta, pero "de mentira", y en cuanto me alejo la muy vaga se tumba en el suelo. Pero sí, en general estamos contentos con sus avances.

En casa está más tranquila, y por la calle se porta mejor. África y ella ahora pasean por separado, porque Afri tira mucho, la pone nerviosa y eso no es muy bonito, que digamos. Ninguna de las dos parece muy disgustada por esto, creo que necesitan tiempo por separado, que son unas celosas de cuidado.

Así que, de momento, todos podemos alegrarnos por Tuna, porque está aprendiendo a ser civilizada. Será cabezona, pero también es lista, y no tiene maldad. El lunes volveremos a las clases, y espero poder decir lo mismo que ahora.

Pasad un buen puente, fin de semana, o lo que os toque, y espero volver a escribir por aquí pronto, que ya iba siendo hora. 
 
Perdonad que no os de patitabrazos ni lametones; simplemente no es mi estilo. ¡Saludos!

martes, 9 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 4: ¡quieta!

Esta vez África no podrá boicotear la entrada. Le he puesto una contraseña nueva al portátil, jajajaja. Soy maquiavélica...

La clase de hoy ha sido muy buena porque, básicamente, yo he sido muy buena. Fuimos a un sitio nuevo, muy grande, que tenía una piscina y un montón de jaulas grandes para perritos. Es una residencia para cuando los bipes se van de vacaciones y no nos llevan con ellos. Bipes malos...

Cuando llegué, había un chiguagua blanco muy gracioso que estaba mirando las jaulitas. Buscaba un apartamento para el verano o algo, no le presté mucha atención...

Cuando se fue, me llevaron a una especie de corralito con hierba para practicar mi ejercicio de andar en círculo. Lo hice bien, aunque hermana-bipe me tuvo que dar unos cuantos tirones. Pero cuando me sentaba, yo me quedaba ahí tranquila, mirando al cielo, que era azul. De vez en cuando tenía que andar en círculos más pequeños, y al principio me hacía un lío, pero luego fue bien la cosa.

Después vino el adiestrador y seguimos a lo mismo, pero de pronto, cuando me sentó... ¡me dijo que me quedara quieta! Yo eso no sé lo que significa, así que no moví ni un pelo de mi cabecita, por si acaso. Y resulta que eso era precisamente lo que quería: que no me moviera.

Cada vez que lo hacía bien, me acariciaba y me decía que era buena. Yo sacaba la lengua y le miraba. Esta vez no tuvo que zurrarme ni una vez. Cuando terminamos, me dejó suelta para que explorara un poco. 

Estuve oliendo las plantitas y algunas cosas raras que había por ahí. Incluso me asomé a la piscina. Yo me hubiera metido dentro, pero sospecho que a los bipes no les habría hecho ni pizca de gracia.

Por fin, volvimos a casa. África y yo fuimos a dar un paseo y conocimos a un par de amiguitos nuevos. Ahora estoy descansando, esto de ir a clase agota mucho.

Os mando lametones y ladridos. Y Afri también, aunque ella no lo sabe, porque estoy escondida para que no me pille. ¡Guau guau!


lunes, 8 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 3: ¡África es más mala que yo!

¡Hola a todos! Hoy estoy más que feliz; por primera vez me ha gustado la clase con el adiestrador, y os voy a explicar el por qué.

Resulta que hoy era el día en que el adiestrador venía a casa a ver cómo nos portábamos las dos en nuestro hábitat. Limpiamos un poco todo y nos pusimos a esperarle en la puerta. Y cuando llegó... ¡África se portó peor que yo!

Le saltó mucho, le dio el coñazo con la pelotita, luego la rompió delante de sus narices manchándolo todo... En general fue muy pesada, así que el adiestrador dijo que no era ninguna santa, que tenía mucha personalidad y que era todo un personaje.

Mientras los bipes hablaban, Afri se dedicó a morderme las orejas. Yo le quité la pelotita y nos pegamos un poco. Afri me tiró al suelo y saltó encima del adiestrador otra vez. Total, que él le dijo a los bipes que, a partir de ahora, todas las pelotitas iban a estar guardadas, que en casa no se juega y que se acabó el cachondeo.

Como ya estaba cansadita me dormí en mi cesta, pero Afri vino a molestarme. Entonces el adiestrador le pegó fuerte, ella lloró y se escondió. Y yo tan feliz. Se lo merece todo, por intentar boicotear mi autobiografía.

No sé qué más me dijo el adiestrador, yo estaba disfrutando viendo como echaban pestes de África. ¡A ver si aprende! Dijeron que era un mal ejemplo para mí. Por fin alguien que me entiende y que comprende que soy sólo una víctima inocentMICDNSKNBknsakidnolscnkdsmc ¡¡ÁFRICA BOICOTEANDO LA ENTRADA!!

¡ESTO ES LO MÁS INJUSTO QUE ME HA PASADO NUNCA! ¿Os lo podéis creer? El tio este viene a MI casa a decirme que fuera pelotitas, que no fastidie a Tuna, y encima ¡va y me pega! ¡A moi!

Se creerá la enana que ella es perfecta. Que sepáis que también le zurraron por morder el revistero. Que no es oro todo lo que reluce.

¡Maldito adiestrador! ¡África al poder!


domingo, 7 de octubre de 2012

¡Boicot!

Soy África y estoy intentado boicotear la novelucha esta por fascículos de "Adiestrando a Tuna". Sencillamente no me parece justo que la pequeñaja invada MI blog (que para eso mi nombre sale el primero) contando cómo anda en círculos.

¡Yo también tengo una vida! Y parece que sólo importa la de ella. Encima, por culpa de su maldito adiestramiento me han quitado mi arnés. No me gusta pasear con collar, aprieta y tengo que ir despacito. Y tampoco me gusta ir despacito.

Por eso ando de boicot. Si alguien más me apoya, que se una a la iniciativa. Intentaré sabotear todos sus capítulos, piratearé las entradas y pondré fotos mías sacando la lengua. Lo que sea con tal de quitarle un protagonismo que no se merece...

¡Boicot! ¡Abajo con la novelucha! ¡Por un blog más serio y con más África que nunca!


jueves, 4 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 2: pequeña pero matona

Hola amiguitos cánidos y felinos. Hoy he tenido mi segunda clase de adiestramiento, que ha consistido básicamente en lo mismo de ayer (odio mucho mucho los círculos, en serio). 

Esta vez hermana-bipe y yo lo hicimos mejor, me riñeron menos y no fui tan pesada. Empiezo a entender que, cuando los bipes hablan, es para que yo les escuche. Además, cuando hago las cosas bien me acarician despacito y es muy agradable.

Aún así, en un momento de la clase me enfadé mucho, así que me puse a llorar. Eso sólo sirvió para que me tiraran de las orejitas. Lloré más y me riñeron. Entonces salté con la boca abierta para mordisquear al adiestrador, por malo. Eso fue peor. Me dijo que era "pequeña pero matona". Ya no lo haré más.

Hermana-bipe dice que soy una dramática, que no tenía por qué llorar tanto, que no me estaban haciendo daño ni nada. Que sabrá ella...

Después de la clase me llevaron de paseo con Afri, igual que ayer. Por cierto, a Afri también le han quitado su arnés. ¡Pobrecita! Al principio tosía mucho, pero luego fue menos histérica. Nos encontramos con algunos amigos del barrio, pero Afri les ladraba y se le ponían los pelos tiesos, así que nos teníamos que ir corriendo. Afri es una bronquista.

Y ahora ya estoy en casa, cansada y con hambre. Siento que la aventura de hoy no haya sido muy interesante, pero nadie dijo que el colegio fuera divertido. 

Muchos lametones y hasta el lunes, que los viernes no tengo clase. Y sed buenos, que si no tendréis que andar en círculos como yo. ¡Guau guau!

miércoles, 3 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 1: ¡odio los círculos!

¡Hola a todos! Tuna informando acerca de su primer día de clases. 

Hoy, por la tarde, los bipes volvieron a hacer lo mismo que el lunes: encerraron a Afri, me sacaron a escondidas y me metieron en el coche. Sin arnés. Me dijeron que iba a mi nuevo colegio, a aprender mucho, y que por favor, POR FAVOR, esta vez me portara bien.

Volví a el sitio ese raro con mi, a partir de ahora, adiestrador. Los bipes estuvieron hablando con él un rato sobre mí y sobre lo que íbamos a hacer. Era aburrido, así que me puse a tirar de la correa y a dar la lata. ¡Pobre hermana-bipe! Tuvo que sentarse en el suelo porque no podía conmigo.

Por fin nos levantamos los tres: el adiestrador, hermana-bipe y yo. Fuimos a un jardín muy bonito con muchos olores interesantes y empezamos la clase. ¡Que clase más dura! Si yo os contara... Bueno, de hecho os lo voy a contar.

Teníamos que andar en círculos y supuestamente yo tenía que ir al lado de hermana-bipe y a su ritmo. Pero hermana-bipe anda a un ritmo raro, porque no se para a oler ni a rascarse, así que no nos entendíamos. Me tiraba de la correa, me decía palabras raras, me hacía sentarme y estarme quieta, y yo no quería. A veces lo hacía bien, por probar, y entonces me decían que era buena y me acariciaban suavito.

Como hermana-bipe ya estaba un poco cansada de mí, el adiestrador cogió la correa y empezó a hacer lo mismo, pero resultó que... ¡él era más estricto! Me reñía mucho, pero es que había ruidos bastante más interesantes que él, y yo quería ver lo que eran.

Estuvimos dando vueltas en círculos como mil años, y al final empecé a hacerlo bien. O eso pensaba yo. El caso es que dicen que, aunque vaya al ritmo a veces, estoy a mi bola y no presto atención. Y que soy una cabezota, eso dicen.

Me revelé un poco y me llevé un correazo en el culo, pero me dio igual. Al final me soltaron y me dejaron a mi aire un rato. Exploré todo el jardín y pasé de los bipes, los muy malvados. Me dijeron que mañana más de lo mismo, que otro día haríamos prácticas en la calle y a lo mejor con otros perritos. El adiestrador incluso vendrá a casa para ver cómo me porto con Afri. Pienso morderle las patitas, para que vea que mando.

Muchos lametones y hasta el próximo capítulo. Espero que os haya gustado, esta es mi primera autobiografía seria. ¡Guau guau!


lunes, 1 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Prólogo: adios arnés, adios

¡Hola a todos! Hoy, mi vida ha dado un giro de 180 grados. O por lo menos está a punto de darlo. Como sabéis, los bipes siempre andan quejándose de que me porto mal y de que van a llamar a un adiestrador. Pues... ¡sorpresa! Le han llamado.

Estaba yo tan tranquilita en mi cama, mordiendo cosas como de costumbre, cuando de pronto vi que los bipes encerraban a África y me ponían el arnés y la correa. Yo pensé "genial, van a darme un paseo sin la pedorra esa", pero me equivocaba...

Me llevaron a una casa extraña, donde había un señor que no me hizo ni pizca de caso (¡con lo que me gusta a mí que me presten atención!) y que en seguida se puso a hablar con los bipes sobre mí. Estuvieron así como una hora y cuarto.

Yo estaba aburrida y nerviosa, así que me pasé todo el rato llorando, tirando de la correa, mordiendo cosas y "molestando". Como no me enteré de la misa la media, los bipes han tenido que hacerme un resumen: básicamente, soy una desobediente, cabezota, destrozona e independentista.

Este señor (el adiestrador) va a enseñar a los bipes a educarme bien y a que sea buena. Durante las próximas cinco semanas, cuatro días por semana, iremos a ese sitio raro a hacer ejercicios. Parece ser que, por lo pronto, no me van a dejar andar por la casa a mi aire, como siempre he hecho. ¡Y me van a quitar mi arnés! A partir de ahora pasearé con la correa atada al collar, como las perritas decentes.

Me ha dicho el adiestrador que tengo que comprometerme, y los bipes también. Que tengo posibilidades de ser buena. Yo no estoy muy convencida... ¡me gusta morder las cosas y romperlas! ¿Con qué voy a entretenerme ahora? Al parecer, con paseos largos. No está mal.

Lo bueno de todo esto es que África también va a ser reeducada un poquito, porque por mucho que se empeñe la gente, no es ninguna santa.

Así que a aprtir de ahora os ofreceré una crónica diaria muy detallada de mis progresos. Espero que os guste y que seáis muy buenos con los bipes, porque si no ya sabéis lo que os espera...

¡Muchos lametones a todos!