domingo, 23 de diciembre de 2012

Paseando a Miss Tuna

¡Hola peluditos! Ya casi es Navidad y todos los bipes del planeta andan estresados por las comidas familiares, los regalos y las perritas que comen basura.

África y yo estamos bien, no tenemos estrés ni nada, nos pasamos el día dando paseos. Y de eso venía a hablaros hoy. Como los bipes dicen que me porto muy mal, me sacan de paseo todos los días durante mucho rato, para que me canse y me duerma. Yo no me duermo, pero me lo paso bomba.

Hoy ha venido al paseo la hermana-bipe con su cámara y me ha hecho un vídeo muy bonito. Y a Afri no, porque es muy sosa y no hace nada divertido. Yo he corrido como las locas y me he subido a un banco a sentarme. Pero mejor no os cuento nada y os dejo el vídeo, para que lo veáis con vuestros propios ojos.

Muchos lametones a todos y feliz Navidad, ¡guau guau!


PD: A pantalla completa y en HD estoy aún más guapa...

martes, 18 de diciembre de 2012

Tuna, la basurita

Hola a todos, ¡guau guau!

Ya llegan las vacaciones de Navidad y Tuna y yo estamos muy emocionadas y con más tiempo libre que nunca (porque no tenemos que trabajar y esas cosas). De hecho, todos creemos que Tuna tiene DEMASIADO tiempo libre, y os contaré por qué...

El jueves pasado, los bipes se fueron al trabajo y nos dejaron a cada una en nuestro sitio, como siempre. El sitio de Tuna es la cocina, y normalmente se duerme en su cesta hasta que los bipes vuelven a casa, pero aquel día yo no sé qué le pasó, que se volvió un poco loca.

Tiró de un cabezazo el cubo de basura al suelo (y eso que es un cubo muy grande) y se dedicó a sacar toda la porquería fuera. Algunas cosas las mordía, otras se las zampaba y la gran mayoría las dejaba por ahí tiradas.

Yo intenté explicarle, desde el otro lado de la puerta, que eso estaba mal y que los bipes la iban a castigar por mala, pero no me hizo caso. Le reñí, le amenacé, y finalmente me dormí en un rincón. Mejor, así verían lo bien que me había portado yo, que nunca rompo nada.

Efectivamente, cuando llegaron todos a casa, se enfadaron mucho con la enana. La castigaron en el patio mientras recogían el estropicio y a mí me dijeron que era muy buena, mucho más que Tuna-la-cabezona.

Desde entonces, los bipes tienen que poner una cosa grande y pesada encima del cubo para que Tuna no lo vuelque, aunque todos los días lo ha estado intentando... hasta que hoy lo ha vuelto a conseguir. Encima, tiró el bebedero del agua y encharcó toda la basura. Sólo le faltó revolcarse encima, la muy asquerosa.

Como castigo, los bipes la han llevado al perriatra. Lo malo es que a mí también me han llevado, porque me tenían que vacunar de la rabia. Yo no estoy rabiosa, es la otra, que come basura. Además, nos han dicho que estamos más gorditas, así que a lo mejor nos reducen la ración de bolitas.

Bueno, me voy ya a cenar y a ver si Tuna está haciendo algo malo. Muchos lametones y patitabrazos, ¡guau guau!


domingo, 9 de diciembre de 2012

Aventuras en Tarifa

¡Hola a todos! Hemos estado muy ocupadas estos días, poniendo el arbolito de Navidad y esas cosas, pero hoy por fin hemos hecho un hueco para contaros nuestra aventura de fin de semana.

Resulta que los bipes tenían unos días de fiesta, un puente de esos, así que estuvimos muy animadas en casa, con tanta gente todo el día jugando con nosotras. Tuna me quitaba el sitio debajo del brasero, yo le gruñía y los bipes me echaban la bronca. Lo de siempre.

Pero el viernes se nos acabó la rutina: nos dijeron que teníamos que hacer nuestra maleta porque nos íbamos a pasar un día y medio a Tarifa. Al parecer era la fiesta sorpresa de cumpleaños de nuestra tía-bipe, y estábamos invitadas.

Como Tuna es vaga, tuve que hacer yo la maleta: los platitos de la comida y el agua, la comida en si, las camas, las mantas, las correas, los juguetes... Y ni las gracias me dieron. Encima, los bipes no nos dejaron desayunar porque Tuna a veces se marea en el coche, y claro...

En cuanto nos montamos en el coche, nos escondimos debajo de los asientos y a dormir las tres horitas de viaje. Y cuando por fin llegamos, me di cuenta de una cosa: ninguno de los bipes invitados a la fiesta conocían a Tuna en persona. Iba a ser su presentación oficial en sociedad.

Como no, nada más llegar se dedicó a ladrar y a cotillear lo que no es suyo. Todos decían que era muy guapa, y cuando me acercaba yo con cara de ofendida, me miraban y decían "y tú también, y tú también..."

Al almuerzo de cumpleaños no nos invitaron, así que nos quedamos en casita. Bueno, a Tuna la encerraron en la cocina, porque se estaba portando un poco mal: se comió la basura, tiró unas cucharas al suelo, mordió a hermano-bipe y me quitó mi cesta. Además, cuando uno de nuestros primos-bipe se estaba comiendo un bocadillo, la muy malvada saltó, lo cogió y se lo zampó enterito. Y encima era de jamón.

Yo me porté muy bien y no molesté a nadie. Hermana-bipe incluso me dejó dormir con ella en su cama, porque la mía echaba pestazo a Tuna. El viaje de vuelta también lo pasamos durmiendo, y ahora estamos en casa, tumbadas delante de la chimenea y mirando el arbolito de Navidad.

><

África es muy exagerada, no me porté mal en absoluto:
  1. No me comí la basura, la estaba inspeccionando y se me metió en la boca de casualidad.
  2. No tiré nada al suelo, se cayó solo.
  3. No mordí a hermano-bipe, sólo lo intenté, porque quería quitarme una porquería que me estaba comiendo.
  4. No le quité su cesta, las cestas son todas mías.
  5. Y el bocadillo de jamón también era mío.
Además, Afri también fue mala, porque me gruñó una vez que yo no estaba haciendo nada malo. Los bipes dicen que eso es mentira. Y que me he portado mal. No importa, yo me lo he pasado bomba en el cumpleaños. ¡Muchos lametones a todos!

jueves, 29 de noviembre de 2012

Adiestrando a Tuna - Epílogo: dos meses después

¡Hola peluditos! Me han dejado escribir el epílogo de la "aventura" esta de Tuna y su adiestramiento a condición de que no la insulte ni me meta con ella. Va a ser difícil, pero allá vamos...

Ya hace casi dos meses que los bipes dijeron "basta" y se plantaron en la puerta del adiestrador con una Tuna que mordía, se subía a los sofás, no obedecía y no escuchaba (y me quitaba mi pelota). Ha sido un proceso largo y difícil para todos, pero tengo que reconocer que ha dado resultado.

A lo largo de este tiempo habéis visto como Tuna, poco a poco, ha aprendido a trabajar y a concentrarse. Sigue siendo muy independiente y a veces va a su bola, pero por lo menos ahora mira a los bipes cuando le hablan. A mí todavía no me mira si le riño, pero todo se andará...

Ahora ya no nos peleamos tanto, y la casa no está llena de cosas rotas por Tuna. Los bipes pueden dormir la siesta tranquilos sin tener que vigilarla constantemente, y cuando alguien viene a casa o nos ve pasear por la calle siempre dice cosas buenas de nosotras.

A mí no me han llevado al colegio ese ni he tenido un profe, pero los bipes también me han ido educando un poco. Ahora ya no puedo pasear con arnés y correa extensible, ni subirme a la cama de hermana-bipe, ni jugar con la pelota dentro de casa, ni hacer nada divertido... Yo creo que he salido perdiendo, pero los bipes dicen que cuando soy buena estoy más guapa, así que habrá que creerles.

Ahora lo importante es que Tuna no recaiga y siga haciendo los ejercicios. A mí me los van a enseñar también, y seguro que los hago mucho mejor que ella, que para eso soy más sabia. 

Aunque la aventura del adiestramiento haya terminado, nosotras seguiremos aquí, con nuestro blog y nuestra vida perruna online. Muchos lametones a todos y hasta la próxima, ¡guau guau!


martes, 27 de noviembre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 12: graduación

¡Hola a todos! No es por darme importancia ni nada, pero ya soy una perrita con estudios y título y todo. Hoy ha sido mi último día de clase, con fiesta de fin de curso incluida.

Los últimos días no os conté casi nada porque todo era lo mismo: me llevaban a un parque muy grande donde no había nadie y me dejaban pasear sin correa. De vez en cuando hacíamos los ejercicios de "aquí", "sienta" y "tumba" y me daban chuches.

Pero hoy ha sido distinto. Los bipes me dijeron que ya se acababa el colegio, y yo no entendía. ¿Cómo se iba a acabar? Entonces vi que me llevaban a un sitio nuevo donde no había estado nunca, muy grande y con mucha hierba.

Estábamos nosotros solos, y yo ya estaba dispuesta a hacer mis ejercicios de siempre cuando me dijeron que no, que hoy podía estar suelta y correr todo lo que quisiera. A veces me llamaban y, si iba corriendo y me quedaba sentada, tenía premio. Pero básicamente me dejaron a mi aire.

Me porté muy bien y me dejaron oler muchas cosas interesantes y acercarme a un lago y todo. Los bipes estaban muy contentos porque ya era buena, y es verdad: en casa ya no rompo cosas, ni me subo a los sofás. Ahora les escucho cuando me hablan y les hago caso.

Ya no tengo que volver a clase, pero vamos a seguir haciendo los ejercicios por nuestra cuenta, para que no me vuelva mala otra vez. Me van a comprar un collar de pinchitos, y a África también. Y ahora tenemos un mosquetón para pasear juntitas por la calle, porque dicen que así vamos a estar más unidas o algo.

Y si alguna vez me porto mal, el profe ha dicho que tendré que ir a clases de recuperación. Creo que a partir de ahora seré buena siempre, que así me quieren más y me dan comida. Además, es muy divertido hacer ejercicios y pensar las cosas.

Ha sido una aventura, y me ha gustado mucho compartirla con vosotros. Ahora ya no os podré contar mis travesuras, porque voy a ser una perrita muy formal.

¡Muchos lametones a todos! Afri dice que mañana os va a escribir el epílogo de la aventura, porque piensa que me invento muchas cosas y que todavía soy mala. Ella no sabe nada, no tiene estudios. Yo sí.


martes, 20 de noviembre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 11: ¡electroshock!

¡Guau guau! Hola a todos. Acabo de volver del adiestramiento y estoy agotada. Y encima mamá-bipe se ha llevado a Afri de paseo y a mí no. Dicen que ya he paseado y que tengo que descansar, pero no me gusta que Afri se divierta mientras yo me quedo en mi cesta.

La clase de hoy ha sido muy diferente. Me han llevado a la calle, a un sitio que yo no conocía, y hemos empezado a pasear. Entonces el profe me paró y me puso un collar muy raro. Era verde fosforito y tenía una petaca negra a cada lado. Pesaba mucho y era muy feo, parecía una marciana con eso en la cabeza.

Seguimos andando y de pronto... ¡el collar me dio una descarga! Los bipes dijeron que estaba en modo vibración, que no era electricidad y que me dejara de cuentos, pero la verdad es que la primera vez que el cacharro ese zumbó me dio un buen susto.

Yo andaba muy pegadita a la hermana-bipe, y me sentaba cuando ella lo decía, porque no quería más electroshocks vibrantes de esos. Entonces me pusieron la correa larga y empezamos con el ejercicio de "aquí". Yo iba corriendo muy contenta y cuando me acercaba a hermana-bipe no la embestía, sino que me paraba y me sentaba. Y entonces tenía premio.

Seguimos así un rato y de repente me soltaron. Nunca había paseado sin correa por la calle, así que me pegué a los bipes y fui muy despacito. A veces me quedaba atrás para oler algo, pero no los perdía de vista.

Hicimos un par de veces los ejercicios de siempre y me dieron más chuches de perro. Como empezaba a hacer fresco no quería sentarme, porque el suelo estaba frío y no me gustaba nada, pero casi no me riñeron. 

Cuando terminó la clase, el profe dijo que mañana vendría a casa para reñir a Afri por portarse mal conmigo, así que ya os contaré si se pone muy rabiosa o no. Aún no lo sabe, pero creo que no le hará mucha gracia.

Muchos lametones a todos. Sed buenos con los bipes, ¡guau guau!

PD: ¡Ayer cumplí 10 meses! Y los bipes no me hicieron fiesta sorpresa, ni me dieron regalos ni nada. Ya soy mayor, mirad la primera foto que me sacaron y lo comprobaréis.


domingo, 18 de noviembre de 2012

Tuna, la ratera

¡Hola a todos! Como Tuna está durmiendo la siesta (no sabe hacer otra cosa), he aprovechado para venir a MI blog a contaros un poco cómo hemos pasado el fin de semana. 

Tuna ha estado practicando sus ejercicios de clase y yo he jugado mucho con la pelota. Creo que los bipes se sienten culpables por prestar tanta atención a la enana y de vez en cuando se pasan la tarde entera conmigo. 

Nos hemos peleado mucho. Tuna incluso llegó a darme un mordisco en la orejita, y me hizo sangre. Lloré, pero me dijeron que no exagerara tanto, que siempre empezaba yo las peleas y que nos portáramos como buenas hermanas. ¡Yo no quiero! Es un mal bicho, que se vaya de mi casa.

El sábado vino la abuela-bipe, a pasar el fin de semana con nosotros, y Tuna le quitó un pañuelo y lo destrozó. Un rato después, la funda de las gafas de abuela-bipe desapareció misteriosamente, y todos le echamos la culpa a Tuna. Le dijimos que era una ratera, y que nos dijera dónde había escondido la funda. Ella puso cara de tonta y no nos hizo caso.

Entonces, la hermana-bipe llegó con la funda en la mano diciendo que se la había encontrado en la repisa del baño, y que le pidiéramos perdón a Tuna porque era inocente y la pobre no había hecho nada. ¡Ja! Nadie le pidió perdón. Seguramente se la habría llevado igual, tarde o temprano.

Nos peleamos un poco más y a mí me dijeron que últimamente estaba muy borde, y que me iban a llevar al adiestrador también. Yo no quiero ir a eso, que es cosa de perros conflictivos. Yo soy una señorita.

Y ya no tengo mucho más que contar. Tuna se ha despertado y viene hacia aquí, así que me voy, que se pone muy chula y si le digo algo encima la mala soy yo. Muchos lametones a todos, ¡guau guau!


martes, 13 de noviembre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 10: ¡volando voy, volando vengo!

¡Hola peluditos! Tenía muchas ganas de volver a contaros mis aventuras en el colegio, pero mi profe se tomó unas mini-vacaciones y hasta hoy no he vuelto a clase.

Cuando llegamos al campito donde entreno estaba un poco nerviosa, porque el perro del profe había estado por ahí dejando su olor y no me concentraba. Empezamos andando un poco y haciendo el ejercicio del tumba, pero vi de lejos al papá del profe haciendo algo raro en el jardín con un saquito de piedras, así que me levanté y me fui corriendo hacia él. La hermana-bipe se enfadó conmigo y me hizo estarme quieta y tumbada, por mala.

Cuando ya estaba harta de andar en círculos, el profe trajo una correa muy larga, la más larga que he visto nunca, y me dijo que hoy aprendería algo nuevo: se llama el ejercicio de "aquí".

Qué puedo decir, me encanta ese ejercicio, ¡es muy divertido! El profe se pone a mi lado, me coloca la correa larga y me sienta. Entonces la hermana-bipe coge la correa y se va muy lejos, me llama, me dice "aquí" y el profe me suelta. 

Lo que hay que hacer es correr mucho hasta donde está la hermana-bipe para que me de el premio. Si me voy a otro sitio o me paso de largo, me da tirones. Pero como al final siempre me voy con ella, siempre tengo premio.

He corrido mucho y el profe ha dicho que soy una cabra loca, pero me lo he pasado pipa. Una de las veces corrí tanto que me choqué con la hermana-bipe y le di un cabezazo, y otra vez me pasé de largo y la arrastré por el campito.

Al final de la clase me dejaron andar por ahí suelta. Creo que eso es como el recreo. Me han dicho que mañana a lo mejor hacemos el ejercicio de "aquí" por la calle, que es más difícil.

Muchos lametones a todos, de mi parte y de la de Afri, que está enfadada porque a ella no le dan premios...

martes, 6 de noviembre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 9: en la calle no se juega

¡Hola a todos! África me ha dejado escribir mi entrada de hoy si le prometía no tumbarme en su cojín y darle mi ración de comida durante toda la semana. Se lo he prometido, pero no pienso hacerlo. Este blog también es mío, que lo dicen los bipes.

Os pongo un poco al día: este fin de semana, como sabéis, fui a Tarifa yo solita con los bipes. Me porté muy bien, le quité una acedia al abuelo bipe y me la comí con espinas y me sacaron de paseo. Echaba un poco de menos a Afri, y sé que ella a mí también. En cuanto nos vimos el domingo, nos lamimos las orejas, aunque luego me mordió un poco, así que yo le di un arañazo y le hice sangre. Nos queremos mucho.

En las clases hemos hecho el ejercicio del tumba, y me han vuelto a dar salchichas. Ahora la que hace el ejercicio conmigo es hermana-bipe, pero no sabe, así que no me tumbo todas las veces, sólo algunas.

Hoy, la cosa fue un poco mejor, así que el profe dijo que nos íbamos a la calle. Yo pensaba que ir a la calle era saltar, tirar de la correa y jugar con los demás perros, pero no. Me pusieron el collar de los pinchos y no me dejaban hacer nada. 

Tenía que estar sentándome todo el rato, no podía hablar con mis amigos del barrio ni ir por donde yo quería. Aún así, lo hice todo muy bien, y me dieron más salchichas.

Paseamos durante mucho rato y luego volvimos al colegio de los perritos. Los bipes se quedaron hablando en la entrada y, como me aburría, asomé la cabeza por la puerta y vi a un montón de perros grandes corriendo por el césped. Yo quería jugar, pero ellos no hacían más que ladrarme, así que yo también. ¡Que perros más tontos!

Ahora estoy en casa, descansando. Es agotador ir a clase. Creo que mamá-bipe se ha llevado a Afri de paseo: oigo como ladra y como le dicen que se siente. Seguro que lo está haciendo todo mal, ella no da clases, es una "analfabestia".

Bueno, voy a ver si me dan algo de comer. He visto un paquete de salchichas en la nevera y seguro que son todas para mi. Muchos lametones a todos, nos vemos mañana. ¡Guau guau!

viernes, 2 de noviembre de 2012

Reina por un fin de semana

¡Hola a todos! África al habla. 

Como os dije el último día, cambié la contraseña del portátil y la pequeñaja no puede entrar a escribir sus bobadas. Mejor para todos.

Aún así, los bipes me han pedido por favor que cuente un poco de sus dos últimas clases. La del miércoles al parecer fue fatal: Tuna no quiso hacer ningún ejercicio y le tuvieron que dar tirones con el collar ese que pincha. Lloró y se arrastró por el suelo, no hizo caso al adiestrador e incluso se escapó. Al parecer el collar le quedaba un poco grande, así que se las arregló para sacárselo por la cabeza y escaparse del corralito donde entrena. Un show.

Ayer fue un poco mejor la cosa. No quería comerse las chucherías de premio porque estaba en plan tonto, pero hizo los ejercicios. A veces, cuando la tumbaban y le decían que estuviera quieta, ella reptaba por el suelo, pero no colaba. Así no vale. Dicen que es por las hormonas, pero que en general va muy bien.

Y ya basta de hablar de sus clases de parvulario. Hoy, los bipes me han dado una buena noticia: se la llevan a Tarifa con ellos el fin de semana. Yo me quedo con los hermanos-bipe. Y toda la casa es para mí.

Se la han llevado hace un momento. Al principio me he puesto triste porque ella va y yo no, pero hermana-bipe me ha dado una chuche y me ha llevado a su cuarto, donde está mi cesta. Estoy muy tranquilita aquí, sin jaleos ni aullidos.

Espero que Tuna se aburra mucho en Tarifa, y que hermana-bipe me saque de paseo. Me lo voy a pasar pipa, este fin de semana seré la reina de la casa. Muchos lametones a todos, ¡guau guau!

lunes, 29 de octubre de 2012

Princesa destronada

¡Por fin! Llevaba una eternidad intentando escribir en el blog y parece que hoy será posible. 

Como sabéis, hace cosa de tres semanas, la pequeñaja y malvada Tuna cambió la contraseña del portátil para que no pudiera boicotearle las entradas. He estado todo ese tiempo rompiéndome la cabeza para averiguar la nueva contraseña (pensando que sería algo complicado, lleno de números y símbolos)... y resulta que la contraseña era "tuna". Más tonta y no nace.

El caso es que ahora el poder lo tengo yo. La nueva contraseña es maquiavélica y Tuna no va a poder contaros nada sobre salchichas y círculos a no ser que me lo suplique.

Aprovechando que está dormida, o haciendo vaya-usted-a-saber-qué, voy a contaros mi propia historia, un desgarrador relato de cómo he sido desplazada y ninguneada por culpa de ese bicho cabezón.

Yo era la princesa de mi hogar, y cuando los bipes me "regalaron" a Tuna, decidí que para ser la favorita tenía que portarme mejor que ella. Esto no fue muy difícil, porque Tuna era más mala que el ruido de mil petardos juntos. 

Pero desde que la están adiestrando, se porta mejor y ahora resulta que la mala soy yo. Por su culpa ya no puedo dormir en el sofá ni jugar con la pelota dentro de casa, pero la mala soy yo. Y todo porque de vez en cuando le gruño, o le ladro, o me peleo con ella.

Veréis, en invierno los bipes ponen debajo de la mesa un brasero, que da calorcito. Desde pequeña ese era mi sitio, ahí dormía yo por las tardes y por las noches, cuando los bipes veían la tele. Hace poco lo pusieron, porque el frio ha llegado... ¡y la enana quería meterse debajo conmigo! Ni loca le voy a ceder mi sitio.

El caso es que, justo al mismo tiempo, Tuna ha tenido el primer celo y anda con las hormonas revueltas. Ahora veo claro que es una amenaza, porque ha crecido y quiere mandar. Así que los últimos días he intentado enseñarle por las malas que la princesa de la casa soy yo. Ella puede ser la criada si quiere.

Pero los bipes esto no lo entienden. Dicen que no puedo ser tan gruñona, que nos tenemos que llevar bien. Yo no quiero, no me da la gana. Veremos quien rie la última.

Os mando muchos lametones a todos, echaba de menos MI blog, y a vosotros. Ah, y para dejar claro que Tuna no es la única que tiene fotos bonitas, aquí os dejo una de hace poco, para que veáis lo guapa que estoy. ¡Guau guau!


miércoles, 24 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 8: no es país para salchichas

Hola a todos, y bienvenidos un día más a mis aventuras. Está lloviendo mucho (bueno, ahora no. En general), y pensé que a lo mejor hoy no teníamos clase, pero el profe llamó para decirle a la hermana-bipe que llevara zapatos que se pudieran mojar, así que se puso sus botas y nos fuimos.

Empezamos como siempre, con los círculos y las paradas. Me distraje un par de veces y hermana-bipe me dio tirones con el collar de los pinchos, pero lo hice bien. A veces, en vez de sentarme me tumbaba, pero no les hacía gracia, dicen que así no vale...

Entonces vino el profe y empezamos el ejercicio del tumba. Yo estaba muy contenta, porque tenía hambre y quería salchichas pero... ¿sabéis qué? ¡Que no había salchichas! En su lugar me dio pienso, que también estaba bueno, aunque no es lo mismo. Al parecer, dice que con las salchichas me pongo muy ansiosa. Eso es mentira cochina, no me ponen ansiosa. Es que me gustan mucho.

En fin, que hicimos el ejercicio del tumba y creo que lo voy pillando: cuando dice tumba, me tengo que tumbar. No es tan fácil como parece, porque me tira la comida lejos pero me dice que me esté quieta. ¿Cómo voy a estar quieta habiendo comida a medio metro de mí? Este profe no sabe lo que es el hambre...

Un par de veces no me tumbé, si no que me acerqué a la comida, y entonces me pegó en el culo. Otras veces no me sentaba, porque me decía "sienta" pero él seguía andando, y yo no sabía qué hacer, así que me quedaba quieta. Y otra vez, cuando me dio la comida le salté a la cara para lamerle, y no me riñó ni nada. Es porque estaba acabando la clase.

Así que, en general, yo diría que lo he hecho muy bien. He comido y he estado tumbada en la hierba fresquita. Y me he manchado las patas de barro... ¡con lo que a mí me gusta el barro! Por lo tanto estoy bastatante contenta. Ah, y lo más importante de todo: me he comido el pan de la hermana-bipe. Ese que tiene trocitos de aceituna, y orégano y tomate. Lo tiene metido en una bolsa grande, y yo me la he comido toda.

Bueno, hasta el próximo día. ¡Patitabrazos a todos!


martes, 23 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 7: las salchichas son mi nuevo líder

¡Hola a todos! No penséis que me había olvidado del blog ni de vosotros. El motivo de que no haya escrito hasta ahora es muy sencillo: que hasta ahora, mis clases han sido todas iguales. Mucho andar en círculos, sentarme y estarme quieta. Y ya lo domino (más o menos).

Además, el jueves pasado no fuimos al adiestramiento porque llovía, y el fin de semana la hermana-bipe se fue a sacar sus fotitos y se llevó el portátil, así que no os he podido leer ni nada.

Pero ya he vuelto, y con novedades. La primera novedad es que tengo el celo, y ya puedo tener cachorritos. Yo no quiero cachorritos, y los bipes tampoco, así que eso da un poco igual. Y la segunda novedad es que hoy hemos hecho un ejercicio nuevo.

El ejercicio se llama "tumba" y todavía no sé de qué va. Lo único que sé es que me sientan, me aplastan contra el suelo y me dan salchichas. Si me muevo, me pongo panza arriba o me arrastro por el suelo me riñen y no hay salchicha. Y ya.

La clase ha sido muy corta porque dice el profe que si no, me saturo y me obsesiono, o algo así. Una pena, yo quería salchichas, estaban muy ricas. Incluso me sentaba más derecha y mirando a la cara al profe para que me diera más.

Y ya no tengo más que contar de la clase. Me quieren mucho todos, porque me porto mejor en casa. Dicen que tengo la piel muy "rica" y que soy muy graciosa. Lo único que no me gusta es Iru, el perro del profe. Lo tienen metido en una jaulita y si me acerco, me ladra. Es tonto.

Así que me despido ya. Mañana os contaré más del nuevo ejercicio. Muchos lametones a todos, ¡guau guau!


PD: En la foto esta no estaba enfadada, me estaba comiendo un piñón. Y como son muy duros, me cuesta masticarlos.

lunes, 15 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 6: una perrita elegante

¡Hola! Después de un relajado fin de semana, he vuelto a clases, pero antes de contaros la aventura de hoy quiero daros las gracias a todos por vuestros comentarios y vuestros ánimos. Es difícil esto de ser buena, pero entrar en el blog y ver el apoyo que me dais me alegra el día. ¡Gracias!

Hoy la clase la dimos en el hotel ese de los perros, el que tenía las jaulitas. Papá-bipe estaba trabajando y no pudo verme en acción, así que esta entrada va dedicada a él.

Como llevaba desde el jueves sin dar clase (y en casa aún no tengo que estudiar) al principio me costó un poco cojer el ritmo. Yo pensaba que si me hacía un poco la remolona y luego me comportaba, estarían contentos, pero no.

Apareció mi profe con una cosa extraña con pinchos en la mano y me dejó que la oliera. Yo pensaba que era un juguete para mí, así que me tiré panza arriba y me puse muy contenta. Entonces me riñeron y me pusieron la cosa de los pinchos en el cuello. En seguida entendí por qué.

Empecé a andar y, en cuanto me porté mal, hermana-bipe me dio el tirón de correa habitual pero... ¡los pinchitos se me clavaron en el cuello! No dolía mucho, pero me puse a chillar para que me lo quitaran. Me revolví y mordí la correa, pero nada. 

Vino el profe y me dijo que me dejara de cuentos. Empezamos a andar en círculos y, como no me hacían caso cuando lloraba, empecé a portarme bien. Me sentaba a la primera, me quedaba quieta cuando me lo decían y andaba al ritmo de los bipes. ¡Y no me dieron más tirones! Incluso dijeron que estaba muy elegante, andando con la cabeza alta.

Los ejercicios son cada vez más difíciles, porque a veces tengo que andar muy rápido y luego muy lento. Otras veces me dicen que me quede quieta y se ponen a dar vueltas alrededor mía, y yo no me puedo mover porque me riñen. Pero al parecer lo he hecho muy bien todo.

En casa me porto mejor, no me meto en líos y los bipes están encantados. Todos los días me llevan de paseo, y me acarician mucho. Soy una alumna modelo y me encanta ir a clase. Soy la mejor, la más buena y la más guapa... (Hermana-bipe me ha dicho que no exagere y que borre eso, pero no quiero).

Muchos lametones para todos. Hasta mañana, ¡guau guau!


jueves, 11 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 5: la fiera de mi niña

Hola, amiguitos de Tuna y África. Soy la hermana-bipe en persona, y creo que ya va siendo hora de que cuente de verdad cómo son las cosas con el temita este del adiestramiento, que me parece que Tuna tiene demasiada imaginación.

Para empezar, me pide la enana que os diga que ayer no actualizó porque todo fue "más de lo mismo"... Cierto. Nos dedicamos a nuestros círculos sobre hierba habituales, con tirones de correa incluídos. 
 
La pequeñaja lo hizo mejor, e introducimos un reto nuevo: tirones de correa mientras está quieta. Para ver si picaba y se movía y tal. No picó. Se portó como una campeona.

Y la clase de hoy no ha sido muy distinta, no vayáis a pensar que Tuna estudia una ingeniería o algo parecido. Esto es el ABC de los perritos. Nos ha dado la clase el padre del adiestrador, que también es adiestrador. Una familia con vocación. ¿Y los ejercicios? Pues de momento lo mismo, un tiovivo de emociones, intriga y aventura. O no. 

Pero quiero contaros, desde mi punto de vista (que para eso el portátil es mio) cómo es esto de adiestrar a Tuna. Dejadme que os diga, como consejo personal inicial, que si vuestro amigo peludo se porta mal hasta el punto de no poder convivir con él, cortadlo de raíz. No hagáis la vista gorda, que luego va a peor.

Adiestrar a un bicho de cuatro patas no es fácil. Requiere mucha paciencia y mucho sacrificio. Significa modificar completamente el estilo de vida, no sólo del bicho en cuestión, si no el de toda la familia. Y, a la vez que adiestramos al perro, también nosotros somos "adiestrados" y aprendemos a manejarlo correctamente.

Pensad que un perro con un comportamiento inadecuado, pocas veces es feliz. Lo que nos parece alegría o un simple juego puede ser estrés, ansiedad, dominación... Cosas feas que no nos gustan, vaya.

Pero bueno, os estoy dando la charla y no es lo que pretendía. Vamos al grano: ¿realmente se porta Tuna bien en las clases? Bueno, ahora no se porta mal del todo, pero es cabezona como ella sola. A veces le cuesta seguirme en nuestros interminables círculos, y toca darle un tirón. Otras veces se sienta, pero "de mentira", y en cuanto me alejo la muy vaga se tumba en el suelo. Pero sí, en general estamos contentos con sus avances.

En casa está más tranquila, y por la calle se porta mejor. África y ella ahora pasean por separado, porque Afri tira mucho, la pone nerviosa y eso no es muy bonito, que digamos. Ninguna de las dos parece muy disgustada por esto, creo que necesitan tiempo por separado, que son unas celosas de cuidado.

Así que, de momento, todos podemos alegrarnos por Tuna, porque está aprendiendo a ser civilizada. Será cabezona, pero también es lista, y no tiene maldad. El lunes volveremos a las clases, y espero poder decir lo mismo que ahora.

Pasad un buen puente, fin de semana, o lo que os toque, y espero volver a escribir por aquí pronto, que ya iba siendo hora. 
 
Perdonad que no os de patitabrazos ni lametones; simplemente no es mi estilo. ¡Saludos!

martes, 9 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 4: ¡quieta!

Esta vez África no podrá boicotear la entrada. Le he puesto una contraseña nueva al portátil, jajajaja. Soy maquiavélica...

La clase de hoy ha sido muy buena porque, básicamente, yo he sido muy buena. Fuimos a un sitio nuevo, muy grande, que tenía una piscina y un montón de jaulas grandes para perritos. Es una residencia para cuando los bipes se van de vacaciones y no nos llevan con ellos. Bipes malos...

Cuando llegué, había un chiguagua blanco muy gracioso que estaba mirando las jaulitas. Buscaba un apartamento para el verano o algo, no le presté mucha atención...

Cuando se fue, me llevaron a una especie de corralito con hierba para practicar mi ejercicio de andar en círculo. Lo hice bien, aunque hermana-bipe me tuvo que dar unos cuantos tirones. Pero cuando me sentaba, yo me quedaba ahí tranquila, mirando al cielo, que era azul. De vez en cuando tenía que andar en círculos más pequeños, y al principio me hacía un lío, pero luego fue bien la cosa.

Después vino el adiestrador y seguimos a lo mismo, pero de pronto, cuando me sentó... ¡me dijo que me quedara quieta! Yo eso no sé lo que significa, así que no moví ni un pelo de mi cabecita, por si acaso. Y resulta que eso era precisamente lo que quería: que no me moviera.

Cada vez que lo hacía bien, me acariciaba y me decía que era buena. Yo sacaba la lengua y le miraba. Esta vez no tuvo que zurrarme ni una vez. Cuando terminamos, me dejó suelta para que explorara un poco. 

Estuve oliendo las plantitas y algunas cosas raras que había por ahí. Incluso me asomé a la piscina. Yo me hubiera metido dentro, pero sospecho que a los bipes no les habría hecho ni pizca de gracia.

Por fin, volvimos a casa. África y yo fuimos a dar un paseo y conocimos a un par de amiguitos nuevos. Ahora estoy descansando, esto de ir a clase agota mucho.

Os mando lametones y ladridos. Y Afri también, aunque ella no lo sabe, porque estoy escondida para que no me pille. ¡Guau guau!


lunes, 8 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 3: ¡África es más mala que yo!

¡Hola a todos! Hoy estoy más que feliz; por primera vez me ha gustado la clase con el adiestrador, y os voy a explicar el por qué.

Resulta que hoy era el día en que el adiestrador venía a casa a ver cómo nos portábamos las dos en nuestro hábitat. Limpiamos un poco todo y nos pusimos a esperarle en la puerta. Y cuando llegó... ¡África se portó peor que yo!

Le saltó mucho, le dio el coñazo con la pelotita, luego la rompió delante de sus narices manchándolo todo... En general fue muy pesada, así que el adiestrador dijo que no era ninguna santa, que tenía mucha personalidad y que era todo un personaje.

Mientras los bipes hablaban, Afri se dedicó a morderme las orejas. Yo le quité la pelotita y nos pegamos un poco. Afri me tiró al suelo y saltó encima del adiestrador otra vez. Total, que él le dijo a los bipes que, a partir de ahora, todas las pelotitas iban a estar guardadas, que en casa no se juega y que se acabó el cachondeo.

Como ya estaba cansadita me dormí en mi cesta, pero Afri vino a molestarme. Entonces el adiestrador le pegó fuerte, ella lloró y se escondió. Y yo tan feliz. Se lo merece todo, por intentar boicotear mi autobiografía.

No sé qué más me dijo el adiestrador, yo estaba disfrutando viendo como echaban pestes de África. ¡A ver si aprende! Dijeron que era un mal ejemplo para mí. Por fin alguien que me entiende y que comprende que soy sólo una víctima inocentMICDNSKNBknsakidnolscnkdsmc ¡¡ÁFRICA BOICOTEANDO LA ENTRADA!!

¡ESTO ES LO MÁS INJUSTO QUE ME HA PASADO NUNCA! ¿Os lo podéis creer? El tio este viene a MI casa a decirme que fuera pelotitas, que no fastidie a Tuna, y encima ¡va y me pega! ¡A moi!

Se creerá la enana que ella es perfecta. Que sepáis que también le zurraron por morder el revistero. Que no es oro todo lo que reluce.

¡Maldito adiestrador! ¡África al poder!


domingo, 7 de octubre de 2012

¡Boicot!

Soy África y estoy intentado boicotear la novelucha esta por fascículos de "Adiestrando a Tuna". Sencillamente no me parece justo que la pequeñaja invada MI blog (que para eso mi nombre sale el primero) contando cómo anda en círculos.

¡Yo también tengo una vida! Y parece que sólo importa la de ella. Encima, por culpa de su maldito adiestramiento me han quitado mi arnés. No me gusta pasear con collar, aprieta y tengo que ir despacito. Y tampoco me gusta ir despacito.

Por eso ando de boicot. Si alguien más me apoya, que se una a la iniciativa. Intentaré sabotear todos sus capítulos, piratearé las entradas y pondré fotos mías sacando la lengua. Lo que sea con tal de quitarle un protagonismo que no se merece...

¡Boicot! ¡Abajo con la novelucha! ¡Por un blog más serio y con más África que nunca!


jueves, 4 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 2: pequeña pero matona

Hola amiguitos cánidos y felinos. Hoy he tenido mi segunda clase de adiestramiento, que ha consistido básicamente en lo mismo de ayer (odio mucho mucho los círculos, en serio). 

Esta vez hermana-bipe y yo lo hicimos mejor, me riñeron menos y no fui tan pesada. Empiezo a entender que, cuando los bipes hablan, es para que yo les escuche. Además, cuando hago las cosas bien me acarician despacito y es muy agradable.

Aún así, en un momento de la clase me enfadé mucho, así que me puse a llorar. Eso sólo sirvió para que me tiraran de las orejitas. Lloré más y me riñeron. Entonces salté con la boca abierta para mordisquear al adiestrador, por malo. Eso fue peor. Me dijo que era "pequeña pero matona". Ya no lo haré más.

Hermana-bipe dice que soy una dramática, que no tenía por qué llorar tanto, que no me estaban haciendo daño ni nada. Que sabrá ella...

Después de la clase me llevaron de paseo con Afri, igual que ayer. Por cierto, a Afri también le han quitado su arnés. ¡Pobrecita! Al principio tosía mucho, pero luego fue menos histérica. Nos encontramos con algunos amigos del barrio, pero Afri les ladraba y se le ponían los pelos tiesos, así que nos teníamos que ir corriendo. Afri es una bronquista.

Y ahora ya estoy en casa, cansada y con hambre. Siento que la aventura de hoy no haya sido muy interesante, pero nadie dijo que el colegio fuera divertido. 

Muchos lametones y hasta el lunes, que los viernes no tengo clase. Y sed buenos, que si no tendréis que andar en círculos como yo. ¡Guau guau!

miércoles, 3 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Capítulo 1: ¡odio los círculos!

¡Hola a todos! Tuna informando acerca de su primer día de clases. 

Hoy, por la tarde, los bipes volvieron a hacer lo mismo que el lunes: encerraron a Afri, me sacaron a escondidas y me metieron en el coche. Sin arnés. Me dijeron que iba a mi nuevo colegio, a aprender mucho, y que por favor, POR FAVOR, esta vez me portara bien.

Volví a el sitio ese raro con mi, a partir de ahora, adiestrador. Los bipes estuvieron hablando con él un rato sobre mí y sobre lo que íbamos a hacer. Era aburrido, así que me puse a tirar de la correa y a dar la lata. ¡Pobre hermana-bipe! Tuvo que sentarse en el suelo porque no podía conmigo.

Por fin nos levantamos los tres: el adiestrador, hermana-bipe y yo. Fuimos a un jardín muy bonito con muchos olores interesantes y empezamos la clase. ¡Que clase más dura! Si yo os contara... Bueno, de hecho os lo voy a contar.

Teníamos que andar en círculos y supuestamente yo tenía que ir al lado de hermana-bipe y a su ritmo. Pero hermana-bipe anda a un ritmo raro, porque no se para a oler ni a rascarse, así que no nos entendíamos. Me tiraba de la correa, me decía palabras raras, me hacía sentarme y estarme quieta, y yo no quería. A veces lo hacía bien, por probar, y entonces me decían que era buena y me acariciaban suavito.

Como hermana-bipe ya estaba un poco cansada de mí, el adiestrador cogió la correa y empezó a hacer lo mismo, pero resultó que... ¡él era más estricto! Me reñía mucho, pero es que había ruidos bastante más interesantes que él, y yo quería ver lo que eran.

Estuvimos dando vueltas en círculos como mil años, y al final empecé a hacerlo bien. O eso pensaba yo. El caso es que dicen que, aunque vaya al ritmo a veces, estoy a mi bola y no presto atención. Y que soy una cabezota, eso dicen.

Me revelé un poco y me llevé un correazo en el culo, pero me dio igual. Al final me soltaron y me dejaron a mi aire un rato. Exploré todo el jardín y pasé de los bipes, los muy malvados. Me dijeron que mañana más de lo mismo, que otro día haríamos prácticas en la calle y a lo mejor con otros perritos. El adiestrador incluso vendrá a casa para ver cómo me porto con Afri. Pienso morderle las patitas, para que vea que mando.

Muchos lametones y hasta el próximo capítulo. Espero que os haya gustado, esta es mi primera autobiografía seria. ¡Guau guau!


lunes, 1 de octubre de 2012

Adiestrando a Tuna - Prólogo: adios arnés, adios

¡Hola a todos! Hoy, mi vida ha dado un giro de 180 grados. O por lo menos está a punto de darlo. Como sabéis, los bipes siempre andan quejándose de que me porto mal y de que van a llamar a un adiestrador. Pues... ¡sorpresa! Le han llamado.

Estaba yo tan tranquilita en mi cama, mordiendo cosas como de costumbre, cuando de pronto vi que los bipes encerraban a África y me ponían el arnés y la correa. Yo pensé "genial, van a darme un paseo sin la pedorra esa", pero me equivocaba...

Me llevaron a una casa extraña, donde había un señor que no me hizo ni pizca de caso (¡con lo que me gusta a mí que me presten atención!) y que en seguida se puso a hablar con los bipes sobre mí. Estuvieron así como una hora y cuarto.

Yo estaba aburrida y nerviosa, así que me pasé todo el rato llorando, tirando de la correa, mordiendo cosas y "molestando". Como no me enteré de la misa la media, los bipes han tenido que hacerme un resumen: básicamente, soy una desobediente, cabezota, destrozona e independentista.

Este señor (el adiestrador) va a enseñar a los bipes a educarme bien y a que sea buena. Durante las próximas cinco semanas, cuatro días por semana, iremos a ese sitio raro a hacer ejercicios. Parece ser que, por lo pronto, no me van a dejar andar por la casa a mi aire, como siempre he hecho. ¡Y me van a quitar mi arnés! A partir de ahora pasearé con la correa atada al collar, como las perritas decentes.

Me ha dicho el adiestrador que tengo que comprometerme, y los bipes también. Que tengo posibilidades de ser buena. Yo no estoy muy convencida... ¡me gusta morder las cosas y romperlas! ¿Con qué voy a entretenerme ahora? Al parecer, con paseos largos. No está mal.

Lo bueno de todo esto es que África también va a ser reeducada un poquito, porque por mucho que se empeñe la gente, no es ninguna santa.

Así que a aprtir de ahora os ofreceré una crónica diaria muy detallada de mis progresos. Espero que os guste y que seáis muy buenos con los bipes, porque si no ya sabéis lo que os espera...

¡Muchos lametones a todos!

sábado, 22 de septiembre de 2012

África y Tuna, la película

Hola a todos. Tuna informando desde la hacienda de las perritas más famosas de Hollywood. Hoy os traemos grandes noticias: ¡nos van a hacer una película! Sobre nuestra vida, obra y milagros y esas cosas.

De momento aún están trabajando en la postproducción y otras cosas que no sé lo que significan, pero os dejamos un pequeño adelanto en forma de trailer. Esperamos que os guste y que vayáis al cine a vernos cuando se estrene. ¡Va a ser trepidante!

Muchos lametones a todos, nos vemos en la gran pantalla. Ah, y os prometemos que el éxito no se nos subirá a la cabeza ni nada cuando seamos millonarias y tengamos un montón de juguetes y comidita.  


NOTA DE LA BIPE: Estas dos pavas se pusieron el otro día a ver Lassie y se empeñaron en salir por la tele. Como estaban muy pesadas he cogido cuatro vídeos viejos que tenía por ahí y les he medio-montado una especie de trailer que más o menos da el pego. Luego les diré que la película es muy polémica o algo parecido y que no va a estrenarse. Y todos felices. Guardadme el secreto, porfa.

martes, 18 de septiembre de 2012

Aventura en el perriatra

¡Saludos, amigos peludos! Hoy vengo a contaros nuestra épica aventura en el perriatra (también conocido como veterinario).

Ayer, los bipes nos dieron un buen susto: resulta que hoy teníamos cita en ese sitio extraño y maléfico donde pinchan a los perritos, les toquetean y demás. A eso de las cinco nos montaron a Tuna y a mí en el coche sin previo aviso y, ¡venga!, a la aventura.

Al principio las dos estábamos un poco inquietas, pero al cabo de un rato nos tumbamos a dormir un poquito. No duró mucho, porque a través de la ventanilla me llegó un olor familiar: ¡nos llevaban a la consulta!

Me puse a llorar y a suplicar, quería volver a casa, pero los bipes me ignoraron. Tuna siguió durmiendo, nunca se entera de nada. Cuando por fin llegamos, vimos que en la sala de espera había un perrito con la pata rota. Pobrecito, no quise molestarle mucho. En seguida se lo llevaron y yo me puse a llorar en mi rincón habitual.

Tuna estaba la mar de contenta: no dejaba de olerlo todo, jugaba con los perriatras, hacía monerías, intentaba colarse en las consultas... La ignorancia es la felicidad.

Mientras esperábamos vimos a un gran danés de cuatro meses con un cono de plástico en la cabeza... ¡parecía una lámpara! Pobre, estaba un poco feo así. Le ladré bastante, pero es que no dejaba de provocarme. También vimos a un golden con la patita vendada.

Al final, hicieron pasar a Tuna a una de las consultas. ¡Que alegre y contenta iba! Hasta que entró, claro. No pude ver lo que pasaba, pero me parece que armó un poco de follón. Y al final para nada, apenas le tocaron y ni siquiera tenía que vacunarse.

Y después entré yo. Como soy civilizada, me quedé muy quietecita todo el tiempo. Me pincharon y no lloré. Y me dijeron que me iban a limpiar los dientes en diciembre, que los tengo cochambrosos.

Mientras mamá-bipe y hermano-bipe pagaban la cuenta y hablaban de nosotras a nuestras espaldas, papá-bipe y hermana-bipe nos llevaron a dar un paseo. Entonces vimos a alguien conocido. Una de las amigas de hermana-bipe estaba ahí con Lien, un golden muy brutísimo que también llevaba un cono de esos feos en la cabeza (debe de ser la moda).

Tuna se acercó a jugar pero luego le dio miedo y no quiso más. Yo le ladré desde lejos, no me cae bien. Nos metieron de nuevo en la consulta para pesarnos y volvimos a casa. De camino pasamos por casa de abuela-bipe a saludar.

Y eso es todo. Estamos sanas y muy guapas (eso dicen). Y además nos hemos llevado un paseo de premio. Pero sigue sin gustarme ir al perriatra...

><

¡Me han llevado al perriatra! ¡Y he armado follón! Casi me caigo de la mesa de metal que tienen ahí. Y he jugado con Lien y con muchos perritos más. A los bipes les han dado una pastilla muy fea para que me la tome y no tenga parásitos ni nada. 

Ah, y África es una histérica, no paraba de llorar y ladrar. Que poca elegancia tiene...

¡Lametones para todos! ¡Guau guau!

viernes, 14 de septiembre de 2012

Los bipes que no amaban a las perritas embarradas

¡Hola a todos, Tuna al habla! Nuestra vida ya no es aburrida, o por lo menos hoy no ha sido un día aburrido... al menos para mí. Antes de contaros lo que me ha pasado, os adelanto que estoy oficialmente castigada (de nuevo) por tiempo indefinido.

El caso es que por la mañana me porté como una perrita ejemplar: no di guerra, casi no fastidié a Afri y me comí un tomate de la tomatera de mamá-bipe. Un buen comienzo de día.

Pero por la tarde me puse a cazar pececitos en el estanque y... ¡me caí dentro! Como estaba muy mojada, me revolqué un poco en la tierra para secarme e hice un descubrimiento sorprendente: la tierra, cuando se moja, se convierte en barro. Y mancha.

Mamá-bipe se puso como las locas cuando me vio tan sucia, así que me escondí en unos matorrales y me ensucié más aún. Todos estaban muy enfadados conmigo (con lo buena que soy...) y, como castigo, me cogieron en brazos y me metieron en la bañera. Y yo odio la bañera.

Me pusieron champú de cachorros y, como no me gustó nada, me revolví e intenté escaparme. Manché todo el cuarto de baño y a los bipes, y atasqué el desagüe con mis pelos. ¡Me gritaron mucho! Y dijeron que era mala y que iban a llamar al adiestrador.

Al final se apiadaron de mí (y de Afri, que con toda la movida esta nadie le hizo caso) y nos sacaron de paseo al parque. Había muchos niños y todos vinieron a jugar con nosotras; uno incluso nos trajo una pelotita para jugar. También había perros muy simpáticos, pero como Afri es una borde les ladró y los asustó.

Cuando hemos llegado a casa me han dicho que sigo castigada, y que me tengo que portar mejor o mamá-bipe me pondrá un lazo y me regalará. Y esa ha sido mi aventura de hoy. Yo me lo he pasado bomba, pero no logré cazar ningún pececito. Mañana volveré a intentarlo.

Patitabrazos para todos, ¡guau guau!

lunes, 10 de septiembre de 2012

¡Nos han dado un premio!

¡Hola a todos! Hace un tiempo que no actualizamos, pero es que nuestra vida está siendo un poco aburrida últimamente... Tuna lo único que hace es comer y dormir, y yo más de lo mismo... Pero vamos a ponernos las pilas, ¡prometido!

Hoy nos hemos encontrado con una agradable sorpresa, y es que lobita nos ha pasado un premio precioso. Nos ha hecho mucha ilusión, es nuestro primer premio aquí, en la blogosfera, así que mil gracias a lobita, ¡guau, guau!


Como aún somos un poco novatillas y no conocemos muchos blogs (y casi todos los que conocemos ya han recibido el premio), vamos a pasárselo... ¡a todo el mundo! Así que cualquiera que lea esta entrada y tenga un blog, ya sabe... ¡acaba de recibir un premio de nosotras! Y un lametón muy fuerte también.

No sabemos si esto "vale" o no, pero somos unas perritas muy generosas y queremos compartirlo con todos. Patitabrazos muy fuertes, ¡guau!

viernes, 17 de agosto de 2012

Hemos sido muy malas

¡Hola a todos! Tuna al habla. Llevamos un tiempecito sin escribir por aquí pero es que... ¡no hemos podido! Nuestra hermana-bipe se fue de vacaciones y no nos dejó la contraseña del ordenador, así que no podíamos entrar a contaros nuestras aventuras...

El caso es que se fue justo el mismo día que nuestro hermano-bipe y claro, nosotras no entendíamos nada. Estábamos solas con los bipes mayores, que no nos sacan de paseo y nos riñen mucho, y nos pusimos muy tristes, la verdad.

Pero la tristeza nos duró poco. No nos habían llevado con ellos, así que empezamos a planear nuestra venganza. Yo mordí los cojines del sofá y les hice agujeritos, rompí alguna que otra cosa y me peleé mucho con Afri. 

Los bipes mayores se lo contaron a la hermana-bipe por teléfono y se enfadó bastante, pero estaba lejos y no pudo castigarnos. El plan estaba saliendo muy bien, pero de pronto se nos acabó la diversión: la hermana-bipe volvió y nos echó la bronca por haber sido malas. Ahora estamos castigadas hasta nueva orden...

><

En mi defensa tengo que decir que la única que se portó mal fue Tuna. Yo me limité a observar atentamente. De vez en cuando le reñía y esas cosas, pero yo también merezco vacaciones, no puedo estar todo el día encima de la fiera esa.

En fin, los hermanos-bipe ya han vuelto y todo vuelve a la normalidad. Y no, yo no estoy castigada. Le hemos dicho eso a la pequeñaja para que no se enfade más de lo que está ya. ¡Un lametón muy fuerte a todos y hasta la próxima!


lunes, 30 de julio de 2012

¡Lucha de poder!

Hola a todos, África al habla. Como todos sabéis, los perritos nos movemos en manadas, y en toda manada tiene que haber un líder. Yo era la líder de mi hogar hasta que la pequeñaja apareció en escena. Desde entonces, día tras día, libramos una intensa batalla por el poder. De momento vamos empatadas, según la bipe. Yo sé que algún día Tuna será más grande y fuerte que yo, pero no voy a regalarle la corona de reina así como así...

><

Lucha de poder dice... Para mí sólo son juegos, yo puedo ser líder cuando quiera sin mover una orejita. En fin, el caso es que la bipe nos grabó por sorpresa en una de nuestras "batallas" y hoy venimos a dejar aquí el vídeo para que lo veáis y juzguéis... ¿Quién pensáis que será la vencedora? Se aceptan apuestas. Muchos lametones y disfrutad del espectáculo.


domingo, 22 de julio de 2012

Recordando a nuestro hermanito

¡Saludos perrunos! Tuna está durmiendo así que me he apoderado del portátil para dedicarle una pequeña entrada a nuestro hermanito perdido... Tuna nunca lo conoció, así que de vez en cuando me gusta hablarle de él y de lo bueno que era.

Nuestro hermanito se llamaba Coky y era un cocker spaniel negro. Nació un 6 de junio de 1995 y con sólo un mes llegó a nuestra casa. Al parecer todos sus hermanitos biológicos se estaban muriendo, así que lo separaron pronto de ellos por si era algo contagioso.

Nuestra mamá bipe lo adoraba y los bipes pequeños jugaban mucho con él. Era un buen perro, aprendía muy rápido, no rompía las cosas y jugaba mucho con los perros y gatos del barrio.

Le encantaba comer, revolcarse en la hierba y arrastrar su cojín de un lado a otro. Tenía los ojitos malos, pero a él no le importaba. Cuando creció aprendió a hablar con los bipes mediante pequeños gruñidos, a sentarse y a dar la patita.

Cuando cumplió 10 años empezó a encontrarse mal, ya estaba muy viejo. Entonces los bipes le hicieron un regalo que jamás olvidaría: ¡yo!

Cuando llegué a casa no le caí demasiado bien. Él pobre estaba sordo, algo cegato y tenía artrosis, así que no podía jugar conmigo. Sin embargo le contagié mi vitalidad y rejuveneció muchísimo. A veces nos peleabamos, pero él siempre me prestaba su cama y me daba su comida.

La bipe ya era más mayor y nos dejaba dormir en su cuarto (aunque a mamá bipe no le hacía mucha gracia) así que los dos tirábamos la colcha de su cama al suelo y nos tumbábamos como señoritos.

Yo a Coky lo quería mucho. Me daba cuenta de que estaba mayor y no le hacía muchas maldades. A veces salíamos a pasear juntos, aunque en seguida se cansaba. Un día, cuando él tenía 14 años, los bipes se lo llevaron al veterinario y ya no volvió más.

Lloré y lo busqué por todas partes, pero no estaba. Los bipes me explicaron que ya estaba muy viejecito. Casi no podía moverse y de vez en cuando se le iba la cabeza, así que le durmieron para que no sufriera más. Coky estaba ahora en un sitio mejor, donde todo era bonito y él volvía a ser un cachorro juguetón.

A veces me acuerdo de él y de las veces que le mordía las orejitas y le saltaba por encima. Por eso intento ser buena con Tuna cuando me hace esas cosas, porque en el fondo la entiendo.

Nuestro Coky era el mejor hermano del mundo y todos le echamos de menos. Cuando yo sea viejecita sé que me reuniré con él y jugaremos siempre juntos. Hasta entonces intento cuidar bien de los bipes, como él lo habría querido. 

Coky, te mando un lametón muy fuerte. Los bipes no te olvidan, y yo tampoco.