¡Hola a todos! Hemos estado muy ocupadas estos días, poniendo el arbolito de Navidad y esas cosas, pero hoy por fin hemos hecho un hueco para contaros nuestra aventura de fin de semana.
Resulta que los bipes tenían unos días de fiesta, un puente de esos, así que estuvimos muy animadas en casa, con tanta gente todo el día jugando con nosotras. Tuna me quitaba el sitio debajo del brasero, yo le gruñía y los bipes me echaban la bronca. Lo de siempre.
Pero el viernes se nos acabó la rutina: nos dijeron que teníamos que hacer nuestra maleta porque nos íbamos a pasar un día y medio a Tarifa. Al parecer era la fiesta sorpresa de cumpleaños de nuestra tía-bipe, y estábamos invitadas.
Como Tuna es vaga, tuve que hacer yo la maleta: los platitos de la comida y el agua, la comida en si, las camas, las mantas, las correas, los juguetes... Y ni las gracias me dieron. Encima, los bipes no nos dejaron desayunar porque Tuna a veces se marea en el coche, y claro...
En cuanto nos montamos en el coche, nos escondimos debajo de los asientos y a dormir las tres horitas de viaje. Y cuando por fin llegamos, me di cuenta de una cosa: ninguno de los bipes invitados a la fiesta conocían a Tuna en persona. Iba a ser su presentación oficial en sociedad.
Como no, nada más llegar se dedicó a ladrar y a cotillear lo que no es suyo. Todos decían que era muy guapa, y cuando me acercaba yo con cara de ofendida, me miraban y decían "y tú también, y tú también..."
Al almuerzo de cumpleaños no nos invitaron, así que nos quedamos en casita. Bueno, a Tuna la encerraron en la cocina, porque se estaba portando un poco mal: se comió la basura, tiró unas cucharas al suelo, mordió a hermano-bipe y me quitó mi cesta. Además, cuando uno de nuestros primos-bipe se estaba comiendo un bocadillo, la muy malvada saltó, lo cogió y se lo zampó enterito. Y encima era de jamón.
Yo me porté muy bien y no molesté a nadie. Hermana-bipe incluso me dejó dormir con ella en su cama, porque la mía echaba pestazo a Tuna. El viaje de vuelta también lo pasamos durmiendo, y ahora estamos en casa, tumbadas delante de la chimenea y mirando el arbolito de Navidad.
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África es muy exagerada, no me porté mal en absoluto:
- No me comí la basura, la estaba inspeccionando y se me metió en la boca de casualidad.
- No tiré nada al suelo, se cayó solo.
- No mordí a hermano-bipe, sólo lo intenté, porque quería quitarme una porquería que me estaba comiendo.
- No le quité su cesta, las cestas son todas mías.
- Y el bocadillo de jamón también era mío.
Además, Afri también fue mala, porque me gruñó una vez que yo no estaba haciendo nada malo. Los bipes dicen que eso es mentira. Y que me he portado mal. No importa, yo me lo he pasado bomba en el cumpleaños. ¡Muchos lametones a todos!