¡Hola peluditos! Me han dejado escribir el epílogo de la "aventura" esta de Tuna y su adiestramiento a condición de que no la insulte ni me meta con ella. Va a ser difícil, pero allá vamos...
Ya hace casi dos meses que los bipes dijeron "basta" y se plantaron en la puerta del adiestrador con una Tuna que mordía, se subía a los sofás, no obedecía y no escuchaba (y me quitaba mi pelota). Ha sido un proceso largo y difícil para todos, pero tengo que reconocer que ha dado resultado.
A lo largo de este tiempo habéis visto como Tuna, poco a poco, ha aprendido a trabajar y a concentrarse. Sigue siendo muy independiente y a veces va a su bola, pero por lo menos ahora mira a los bipes cuando le hablan. A mí todavía no me mira si le riño, pero todo se andará...
Ahora ya no nos peleamos tanto, y la casa no está llena de cosas rotas por Tuna. Los bipes pueden dormir la siesta tranquilos sin tener que vigilarla constantemente, y cuando alguien viene a casa o nos ve pasear por la calle siempre dice cosas buenas de nosotras.
A mí no me han llevado al colegio ese ni he tenido un profe, pero los bipes también me han ido educando un poco. Ahora ya no puedo pasear con arnés y correa extensible, ni subirme a la cama de hermana-bipe, ni jugar con la pelota dentro de casa, ni hacer nada divertido... Yo creo que he salido perdiendo, pero los bipes dicen que cuando soy buena estoy más guapa, así que habrá que creerles.
Ahora lo importante es que Tuna no recaiga y siga haciendo los ejercicios. A mí me los van a enseñar también, y seguro que los hago mucho mejor que ella, que para eso soy más sabia.
Aunque la aventura del adiestramiento haya terminado, nosotras seguiremos aquí, con nuestro blog y nuestra vida perruna online. Muchos lametones a todos y hasta la próxima, ¡guau guau!